Voluntariado en Tánger… El lugar en que Alborán dejó su corazón

El Colegio Mayor Alborán de voluntariado en Tánger
Residentes y universitarias del Colegio Mayor Alborán de voluntariado en Tánger

Ellas son mujeres jóvenes… Muy jóvenes pero también muy comprometidas y solidarias. Ellas son las residentes del Colegio Mayor Alborán que junto a un numeroso grupo de universitarias han cruzado el Estrecho para llevar a cabo una labor de voluntariado en Tánger.

 

Veinticuatro mujeres que, venidas de diferentes facultades de la Universidad de Sevilla y durante diez días, han trabajado con mucha generosidad por los demás.

 

Todas se han hospedadado con las Carmelitas y trabajado en uno de los conventos de las Hermanas Madre Teresa de Calcuta, así como también en el orfanato del Gobierno Marroquí y en el Hospital Español en Tánger.

 

Ellas han ayudado a los más débiles. Todo el esfuerzo ha sido para los bebés. Una ayuda fundamental que jóvenes de apenas 20 años decidieron ofrecer en unos años en los que el verano supone diversión, relax y momentos con la familia y los amigos.

 

 

VOLUNTARIADO EN TÁNGER… UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE

 

Chicas que escogen el camino de la solidaridad en su tiempo libre y que, una vez despejadas las miles de preguntas que surgen antes de tomar una decisión tan importante en sus vidas, tienen la certeza de que ha sido la mejor.

 

Para ellas ha resultado ser un verano diferente. En vez de la playa o la montaña es un orfanato en el que emplearon sus horas de descanso. Allí se han ocupado y cubierto las necesidades de unos pequeños que demandan cariño, amor y el cuidado de unas manos llenas de una ternura que ellas les ha llevado desde el Colegio Mayor Alborán.

 

Las colegialas del Colegio Mayor Alborán y universitarias, que han ido de voluntariado a Tánger, han cambiado los planes de irse con su familiares y  sus amigos… Pero éstos podían esperar porque para ellas ésto era lo más importante. Una experiencia inolvidable que estaban seguras tenían y debían vivir.

 

 

El apoyo de sus padres, durante el voluntariado, ha sido fundamental para poder llegar hasta el lugar en el que más que dar… han recibido

 

Todas han aprendido a valorar lo que ellos no tienen. Aquí, en el primer mundo, lo habitual es tenerlo casi todo y allí casi nada.

 

En el Orfanato Marroquí, habitado por pequeños abandonados y religiosas abnegadas; filas de cunas interminables en los que apenas tenían tiempo para atender los llantos de unos cuando los lloros de otros las reclamaban y en cuyas miraban se preguntaban que… “¿como han podido ser abandonados por sus padres?”.

 

Tuvieron que vivir la traumática experiencia de la llegada de dos bebés. Dos hermanos que fueron recogidos por la policía en la playa y que llegaron en un estado pésimo. Miradas llenas de miedo, suciedad y desnutrición… O el pequeño cuya madre tuvo un accidente y esperaba sentado en la puerta la llegada de su madre que se encontraba en el hospital.

 

Mientras, en la guardería de las hermanas Madre Teresa de Calcuta, pintar bancos o lavar la ropa eran algunos de los encargos de los que se han ocupado junto a las hermanas… Días en los que eran avisadas de que iban a llegar más niños. Niños a los que había que recibir una vez a la semana porque era el único día en el que se podían duchar, alimentarse en condiciones, lavarse los dientes o despiojarse… Un solo día en la vida de ellos bastó para ver la realidad a pocos kilómetros de la de ellas en España.

 

Todos vivían en la calle. Niños de entre 8 y 15 años y que les entregaban lo poco que tenían: su mirada y su agradecimiento

 

De las hermanas han aprendido la capacidad de organizarse cuando están desbordadas. Cinco hermanas que se repartían una labor ingente: guardería, lavandería… y un timbre que no paraba de sonar con mujeres que llegaban hasta su puerta para pedir alimento, ropa y un poco de afecto.

 

Ellas lo han vivido en su piel. Han visto cómo trabajan las religiosas y han constatado y visto el lugar al que van las ayudas.

 

 

Una bolsa de caridad en la que no cabe ni ideología ni religión porque la necesidad no tiene raza ni creencia

 

 

Durante nuestro voluntariado en Tánger hemos tenido la oportunidad de conocer a una gente que nos ha acogido con los brazos abierto.  Una cultura y unos colores en los que nos hemos reconocido. Unos paisajes únicos y una ciudad que se abre a un mar y a un océano que apenas separan dos continentes que no son tan lejanos ni tampoco tan ajenos.

 

Orgullo es poco para expresar lo que sentimos en el Colegio Mayor Alborán por lo que estas mujeres han realizado. Ellas se han dado cuenta de la suerte que tienen y ya sólo piensan en seguir ayudando y renunciando a su comodidad para volver hacia los pequeños por los que tanto han hecho.

 

¿Nos echaran de menos los niños?”… Ellas sí; y aunque la distancia es la vuelta a la normalidad y a la realidad, ya hay un lugar en el que todas han dejado parte de su corazón y al que piensan llevar de nuevo su capacidad de amar a quienes más lo necesitan.

 

Escucha la entrevista que nos realizó Antonio Bejarano para Estilo Sevilla en la Radio de Sevilla FC y a partir del minuto 41’12’’, y entra en nuestra galería multimedia para ver todas las fotografías de nuestro voluntariado en Tánger

 

 

En Octubre se realizará una primera colecta desde el Colegio Mayor Alborán para distribuirlo y llevarlo a un lugar tan cercano y que tanto necesitan.

 

#viviralboran

 

 

Las residentes del Colegio Mayor Alborán de voluntariado en Tánger con hermanas de Santa Teresa de Calcuta

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